domingo, 25 de enero de 2015

Pedro Olalla: «Syriza no está dispuesta a romper los huevos para hacer una tortilla diferente»



Hace veinte años que Pedro Olalla (Oviedo, 1966) vive en Grecia. Y este escritor y helenista, autor de Historia menor de Grecia, cree que el país está «en una situación digna de un país en guerra» y que afronta unas elecciones «sobrevenidas, inducidas por la troika».

-¿Está cansada la gente de votar?

-No. Está cansada de que su voto tengan tan poca relevancia. Quizás las elecciones tengan en este momento una dimensión especial o sean más prometedoras que las del 2012, que yo creo que pasaron a la historia como las de mayor injerencia externa de Europa y las más manipuladas  de la historia reciente de Grecia. Estas elecciones apuntan una posibilidad de cambio, pero no demasiado esperanzador.

-¿Por qué?

-Las posiciones de Syriza se hacen más tibias a medida que se acerca al poder. No está dispuesta a plantearse una salida del euro, con lo que no podrá llevar a la práctica muchos puntos de su programa. La comisión de asuntos económicos de su partido se reunió secreto en Londres a finales de noviembre con Goldman Sachs y Merrill Lynch. Syriza ya no asusta a los mercados pese a la campaña del miedo. Porque está dispuesta a coger el Gobierno, pero no a romper los huevos para hacer una tortilla 
diferente. Si vas a renegociar la deuda es porque la reconoces. En Grecia el euro es como un tabú de tipo religioso, pero antes de entrar en el euro tenía un 4,3 % de crecimiento. Holanda tiene un proyecto con el florín y Alemania también tienen un plan B por si quiebra el euro., por eso están haciéndose con oro para respaldar esas posibles futuras monedas.

-¿Cree que Grecia se expone a sufrir un corralito si  Syriza logra la mayoría absoluta?

-El riesgo del corralito existe desde hace muchos años en Grecia. Ahora mismo los cajeros no tienen dinero prácticamente. El argumento es más una amenaza que otra cosa. La cuestión se nos presenta siempre como que hay que tranquilizar a los mercados. Y ese el problema. No hay que tranquilizar a los mercados, hay que revertir esa situación en el que los Estados acepten las normas de los mercados por encima de los derechos de sus ciudadanos. Los mercados quieren unos gobiernos sumisos que sigan sus pautas y amenazan con mandarnos de vuelta a las cavernas. Se presenta como un logro que Grecia vuelva a financiarse en los mercados, pero no es más que una parte del problema. Y no es una cuestión solo de Grecia. ¿Por qué los Estados se financian en los mercados a través de un dinero que el BCE le presta a la banca privada? Eso es lo que habría que revisar.

-Usted ha sido testigo directo de toda la etapa de políticas de austeridad en Grecia.

-Grecia ha sido durante los últimos cinco años un campo de experimentos de las políticas de austeridad, como otros países intervenidos por el FMI. Pero por primera vez se hace dentro de la UE y eso es muy simbólico. Lo que habría que ver es que no es un problema endémico de Grecia, es epidémico. La ciudadanía europea debería ser consciente y hacer un frente común contra estos abusos con los que se desmantelan las conquistas de la democracia. El dinero tiene cada vez más libertades y las personas, menos. No sería exagerado decir que lo que se está haciendo en Grecia es un genocidio, atenta contra derechos básicos.

-¿Ha tocado Grecia fondo?

-Cualquier situación es susceptible de ir a peor. Si hablamos desde el punto de vista moral, ha tocado fondo desde hace mucho tiempo. Si hablamos desde un punto de vista meramente especulativo, los especuladores todavía tienen mucho que sacar. Grecia tiene recursos naturales, petróleo debajo del Egeo, reservas que no han sido explotadas, le quedan las casas de la gente, el potencial de la gente que se va a trabajar fuera... Pero eso no quiere decir que la sociedad griega pueda seguir aguantando. Si examinamos todo esto caso por caso, no  sería exagerado hablar de genocidio. Las políticas aplicadas por la troika han sido estudiadas por juristas, como Andreas Fischer, que han demostrado que van en contra del derecho originario de la UE, de la Carta de las Naciones Unidas y de la Declaración de Derechos Humanos. Sus medidas violan derechos que tienen que ver con la sanidad, la educación, la vivienda... Todo esto trae como resultado un aumento de la mortalidad en Grecia en los últimos años. Una franja de la población frágil, como es la gente mayor, no puede pagar medicamentos y está muriendo. Hay desnutrición infantil, un 25 % de la población está por debajo del umbral de la pobreza.... Estamos en situación de emergencia. En los últimos cuatro años ha habido más de un suicido por día cuando antes prácticamente no había.

-¿Cómo convencer a Alemania de que Grecia no se lo ha buscado?

-Alemania sabe muy bien que no ha perdido ni un euro en toda esta operación. Es más, ha ganado dinero. Se financia a coste cero o a interés negativo. Alemania está haciendo grandes negocios con Grecia. Ha comprado los aeropuertos de las islas a precio de ganga gracias al hecho de que Grecia afronte el mayor programa de privatizaciones del mundo. Y le sigue vendiendo armamento. Hay que desmitificar ese asunto de que Grecia y España han vivido por encima de sus posibilidades y ahora les toca pagar a los alemanes. La gran mayoría de la población griega ha llegado a perder un 50 % de su poder adquisitivo. Eso no es vivir por encima de las posibilidades. Los que han vivido por encima de sus posibilidades son los bancos de inversión y  por eso hay que rescatarlos. Y lo hacemos con nuestro sudor y esfuerzo. Destinando un paquete importante del rescate a la banca, no a las pensiones. Vivimos en una situación de crisis humanitaria para rescatar a un puñado de bancos.

-¿Es comparable Grecia con España?

-Los políticos españoles repiten con todo el desprecio: «España no es Grecia». Si uno se atiene a los niveles de paro, de concentración de riqueza y de corrupción se verá que España es más Grecia de lo que quiere parecer.

-Llama la atención que un país que sufrió la ocupación neonazi tenga un partido como Amanecer Dorado.

-Llama la atención y es vergonzoso. Aunque es comprensible que en una situación de desesperación y de crisis social haya una parte de la población que sea propensa a la manipulación y llegue a confundir a las víctimas con los verdugos. Las soluciones a los males del capitalismo no van a venir nunca de la mano del fascismo. Este partido neonazi está apoyado por ciertos sectores de las oligarquías financieras griegas. ¿Quién sabe qué más hay detrás? A Nueva Democracia le viene bien que haya un partido fascista con esvástica, porque así puede presentarse como un partido de centro, como una especie de aurea mediocritas. Por cierto, a Alemania le perdonaron las deudas por indemnizaciones de guerra en el 53. Lo hicieron 19 países. Grecia fue uno de ellos.

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