sábado, 29 de agosto de 2015

La sexta extinción


"...Aportando pruebas científicas irrefutables, Leakey y Lewin demuestran que la sexta extinción ha empezado ya: cada año, el hombre barre de la faz de la Tierra a trescientas especies vivas. Y esta extinción amenaza al planeta entero, incluida la especie Homo sapiens… Si no empezamos a tomar conciencia de las consecuencias devastadoras de nuestra conducta rapaz y aniquiladora, irremisiblemente la especie humana caerá (tras el mastodonte, el alca gigante, la paloma migradora y sus demás víctimas) en el olvido de la extinción."


   

Todos vamos a morir, sí, Rothschilds y Rockefellers incluidos, por más que desayunen oro monoatómico y hagan sus brunchies con vichysoisse de nonato deconstruido. Todos toditos la palmaremos un día. Y yo me pregunto ¿Por qué no le hacemos un favor al mundo y nos morimos todos a la vez? Podría ser divertido ¿Probamos? Venga: diez...nueve...ocho...



  



La Profecía

No soportaba las fiestas de la Conmemoración, le aburrían especialmente las batallitas de sus abuelos. Todos los años contaban cómo habían sobrevivido al Gran Resplandor y al Viento Maligno. La abuela, además, con ese carácter suyo tan extrovertido conseguía sacarle los colores, siempre; tenía esa habilidad.

Mientras el resto de la familia escuchaba atentamente la misma batallita una y otra vez, Chris siempre ponía alguna excusa para largarse de la habitación cuando la abuela contaba con todo lujo de detalles las sesiones maratonianas de sexo atlético con el abuelo, contado de forma explícita. Demasiada información para él. La charla proseguía siempre por los mismos derroteros y Chris volvía al cabo de un rato, cuando el resto de los miembros más ancianos del clan contaban la forma en la que ellos habían sobrevivido y cómo la sobreabundancia de alimentos y las condiciones medioambientales les habían impulsado a tener una descendencia cada vez más longeva, fuerte y numerosa.

Si todo seguía por sus cauces habituales, después de la cena y la charla, la tradición mandaba que se celebrase la Gran Carrera de La Profecía. El día anterior a la celebración los más ancianos, quienes aún recordaban el acontecimiento, se reunían y escondían una gran pira de fuegos en algún lugar del barrio, y uno de ellos se encargaba de prenderle fuego en la noche siguiente tras la cena. La carrera se iniciaba inmediatamente después y todo el mundo debía ir a esconderse al lugar más apartado del fuego, en  el menor tiempo y lo más profundo bajo tierra y allí buscar una pareja, conocida o no daba igual, y aparearse desenfrenadamente.

Algunas generaciones  atrás la humanidad se había vuelto completamente loca y la escalada de agresiones con armas nucleares había sido total. Todos los países, ricos o no, disponían de armamento nuclear que terminaron usando los unos contra los otros. Las historias de los ancianos contaban que las cucarachas tenían una única profecía que decía que los humanos eran los dadores del "Elixir de la larga vida". Esta era la razón por la que las cucarachas seguían a la humanidad a donde quiera que fuese, a pesar de que les parecían unos seres repugnantes y sucios. La Profecía se había cumplido, la guerra nuclear había exterminado a todos los mamíferos sobre la faz de la tierra y las cucarachas habían ocupado el nicho de los humanos como especie dominante.


¡Feliz día de la Conmemoración! ¡Que tengas una buena Carrera de la Profecía! Se felicitaban unos a otros.

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